Gracias a un proceso llamado carbonatación mineral, el CO2 puede adoptar casi permanentemente una forma sólida mediante reacciones químicas con ciertos minerales extraídos que se encuentran en la naturaleza (proceso llamado carbonatación mineral), como el óxido de calcio (CaO) para producir piedra caliza (CaCO3), o el óxido de magnesio (MgO) para producir dolomita (MgCO3). Como resultado de esta reacción no habría emisión de CO2 a la atmósfera, los lugares de eliminación no requerirían mucho control y los riesgos asociados serían muy bajos. Sin embargo se requieren grandes cantidades de energía y de minerales para aplicar esta tecnología. Se necesitan grandes mejoras antes de que se convierta en una opción real. Más en inglés…
Técnicamente es posible explotar el CO2 capturado en procesos químicos industriales, pero su capacidad de reducción de las emisiones es bastante modesta. El uso industrial total de 120 Mt de CO2 por año representa una cantidad muy pequeña si se compara con las emisiones derivadas de las actividades humanas (más de 30.000 Mt de CO2 por año). De esta cantidad, dos tercios se reservan a la producción de urea, utilizada para la producción de fertilizantes y otros productos. Otros usos incluyen: horticultura, refrigeración, embalaje de alimentos, soldadura, bebidas y dispositivos de extinción.
Además, la mayor parte de estos productos industriales vuelven a liberar su contenido de CO2 en la atmósfera al cabo de unos días o meses. Tan sólo una pequeña proporción (unas 20 Mt de CO2 por año) queda almacenada durante varias décadas como máximo y sólo 1 Mt de CO2 por año queda almacenada durante un siglo o más. Por eso, la captura de CO2 para uso industrial sólo podría contribuir de manera insignificante a la mitigación del cambio climático. Más en inglés…
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