La tuberculosis (TB) es una enfermedad pulmonar bacteriana infecciosa que se propaga por el aire. Cuando los enfermos de tuberculosis pulmonar tosen, estornudan, hablan o esputan, liberan gérmenes de TB al aire y basta con que una persona inhale una pequeña cantidad de dichos gérmenes para contraer la infección.
En total, hoy en día una tercera parte de la población mundial está infectada por el bacilo de la TB, la bacteria causante de la tuberculosis. Sin embargo, la mayoría de los infectados por TB nunca desarrollará la enfermedad ni transmitirá la infección, debido a que su sistema inmunitario la mantiene bajo control.
Aquellos sujetos cuyo sistema inmunitario está debilitado tienen más probabilidades de contraer la tuberculosis, en especial si también están infectadas por el VIH. La TB es una de las principales causas de muerte en personas seropositivas y, a su vez, el VIH es el principal factor responsable del aumento de la TB en África desde 1990.
La proporción de personas en la población general que enferman de tuberculosis al año se mantiene estable o disminuye a escala mundial, pero debido al crecimiento de la población, el número absoluto de casos nuevos sigue aumentando. En 2005, el mayor número de casos nuevos se registró en el sudeste asiático, aunque la proporción más alta de casos nuevos y de muertes relacionadas con la TB se registró entre la población africana. Alrededor de 1,6 millones de personas en el mundo murieron de tuberculosis ese año.
Aunque sólo hace 50 años que se dispone de antibióticos contra la tuberculosis, ya han aparecido formas nuevas de la enfermedad resistentes a los principales fármacos antituberculosos por todo el mundo. La tuberculosis farmacorresistente se debe a tratamientos incompletos o inconstantes, ya sea porque los médicos prescriben tratamientos erróneos o porque los pacientes no toman los medicamentos de forma regular y durante el período necesario.
La tuberculosis multirresistente (MDR-TB) es una forma peligrosa de la tuberculosis resistente al menos a la isoniazida y a la rifampicina, los dos fármacos antituberculosos de “primera línea” más potentes. A menudo la tuberculosis multirresistente puede curarse con tratamientos largos basados en fármacos de “segunda línea”, pero éstos son más caros que los de primera línea y tienen más efectos secundarios.
El control de la tuberculosis se complica aún más si la tasa de multirresistencia en una zona es alta. Esta amenaza es incluso más grave debido a la aparición de la tuberculosis extremadamente farmacorresistente (XDR-TB), en especial en aquellos entornos donde se encuentran muchos pacientes también infectados por el VIH. Las cepas de la enfermedad resistentes a los antibióticos de primera y de segunda línea son las causantes de la XDR-TB, lo que pone de manifiesto la necesidad urgente de fortalecer el control de la TB.
En 2006, la OMS puso en marcha la Estrategia Alto a la Tuberculosis, un nuevo proyecto cuyo objetivo es haber detenido la evolución de la tuberculosis en 2015 y haberla eliminado de la lista de problemas para la salud pública en 2050. La Estrategia Alto a la Tuberculosis se basa en los seis elementos siguientes:
Este texto es un resumen de: OMS,
Nota descriptive nº 104, Revisada en marzo de 2007
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