El documento fuente empleado en este Dosier dice:
La desertificación ocurre en todos los continentes excepto en la Antártida y afecta los medios de subsistencia de millones de personas, incluyendo una gran proporción de los pobres en las tierras secas. Las evaluaciones sobre el grado de extensión de la desertificación varían, pero aún tomando aquellas estimaciones conservadoras se encuentra entre los desafíos ambientales más grandes de hoy, con serios impactos locales y mundiales.
Fuente y ©: EM
Capítulo 2, p.7
El documento fuente empleado en este Dosier dice:
Extensión Geográfica de la Desertificación
La desertificación esta ocurriendo en la tierras secas de todo el mundo. Las estimaciones del área mundial total de las tierras secas afectada por la desertificación varían significativamente, dependiendo del método de cálculo y del tipo de degradación de la tierra incluido en la estimación (C22.4.1).
A pesar de la importancia de la desertificación, solamente están disponibles tres evaluaciones exploratorias del grado de degradación de la tierra en el mundo. (Véase la pregunta clave [¿Cómo podemos comprender mejor la importancia de la desertificación?] para más información sobre las limitaciones especificas de cada estudio.)
- El estudio más conocido es la Evaluación Mundial de la Degradación del Suelo (GLASOD), de 1991, que estimaba la degradación del suelo basada en el juicio de expertos. Informó que el 20% de las tierras secas (sin incluir las áreas hiperáridas) sufrían de una degradación del suelo de origen antropogénico.
- Otra estimación de comienzo de la década de de 1990, basada sobre todo en las fuentes secundarias, determinó que el 70% de las tierras secas (sin incluir las áreas zonas hiperáridas) sufrían de degradación del suelo y/o de la vegetación.
- Una evaluación parcial del año 2003, desarrollada como estudio bibliográfico en base a datos regionales parcialmente superpuestos y de sensores remotos, estimó que el 10% de las tierras secas del mundo (incluyendo las áreas hiperáridas) están degradadas.
Dada las limitaciones y los problemas con cada uno de los grupos de datos subyacentes, se hace hincapié en la necesidad de una mejor evaluación. La extensión actual del área desertificada puede hallarse entre las cifras divulgadas por GLASOD y el estudio de 2003. Es decir, de un 10 a un 20% de las tierras secas están ya degradadas (certeza media). De acuerdo con estas estimaciones, el área total afectada por la desertificación está entre 6 y 12 millones de kilómetros cuadrados. De ello se concluye que si nos basamos en el número total de personas amenazadas por la desertificación, ésta se encuentra entre los más grandes problemas ambientales contemporáneos (C22.3.1, C22.4.1).
Fuente y ©: EM
Capítulo 2, p.7-8
El documento fuente empleado en este Dosier dice:
Las mujeres de las tierras secas tienen un papel clave en la gestión del agua (Mauritania)
Fuente: EMPobreza y vulnerabilidad de la población afectada
Las poblaciones de las tierras secas, de las cuales por lo menos el 90% viven en países en desarrollo, en promedio están mucho más retrasadas que el resto del mundo con respecto a los indicadores de bienestar humano y desarrollo. Comparado con otros sistemas estudiados por la EM, las poblaciones de las tierras secas sufren las condiciones económicas más paupérrimas. El PNB per capita de los países de la OCDE excede el de los países en vía de desarrollo en las tierras secas en casi un orden de magnitud. De la misma manera, la tasa de mortalidad infantil promedio (cerca de 54 por 1.000) para todos los países en desarrollo de las tierras secas excede a la de los países que no son de tierras secas (bosques, montañas, islas y áreas costeras) en un 23% o más. La diferencia es aún más notable—10 veces mayor—cuando se compara con la tasa de mortalidad infantil promedio en los países industrializados. En la Gráf. 2.1 se comparan dos indicadores clave del bienestar humano en Asia, mostrando que las tierras secas tienen el PNB per capita más bajo y los índices más altos de mortalidad infantil de todos los sistemas de la EM. Se ha comprobado que el índice relativamente bajo del suministro de agua en las tierras secas limita el acceso al agua potable y al saneamiento adecuado, lo cual conduce a una mala salud (C22.ES, C22.6).
El bajo nivel de bienestar humano y la alta pobreza de las poblaciones de las tierras secas varían según el nivel de aridez y de la región del mundo. Esto se exacerba aún más por los altos índices de crecimiento de la población en las tierras secas. Por ejemplo, la población en las tierras secas creció a una tasa promedio del 18.5% durante la década de 1990 – la tasa de crecimiento más alta en cualquiera de los sistemas de la EM. Un número de factores relativos a las políticas también contribuyen a un bajo nivel de bienestar humano, tal como la marginalización política y el lento desarrollo de la infraestructura, instalaciones y servicios de salud y educación. El nivel desigual de estos factores impulsores en diferentes lugares y en distintos momentos, tiene impactos sociales también diferentes a lo largo de las tierras secas. Las peores situaciones se pueden encontrar en las tierras secas de Asia y África; estas regiones están muy retrasadas en relación con las tierras secas en el resto del mundo. (C22 .6.2.6.2, C6.6.6).
Las poblaciones de las tierras secas son a menudo marginadas social y políticamente debido a su empobrecimiento y lejanía de los centros de toma de decisión. Esto es una realidad incluso en algunos países industriales. Por consiguiente, estas poblaciones de las tierras secas con frecuencia están imposibilitadas de tener un papel importante en los procesos de toma de decisiones políticas. Su marginalización las lleva a tener una menor seguridad humana y a una mayor vulnerabilidad ante los factores de cambio, como la sequía (C22.6).
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Capítulo 2, p.7-8
El documento fuente empleado en este Dosier dice:
Una pareja regresa a su hogar durante una tormenta de polvo en XinlinhotConsecuencias regionales y mundiales de la desertificación más allá de las tierras secas
La desertificación tiene consecuencias para el medio ambiente a escala mundial y regional. Las áreas afectadas a veces pueden estar localizadas a miles de kilómetros de las áreas desertificadas. Los procesos relacionados con la desertificación, como por ejemplo la reducción de la cubierta vegetal del suelo, aumentan la formación de aerosoles y el polvo. Éstos, a su vez, afectan los patrones de la formación de nubes y de la precipitación, el ciclo mundial del carbono, y la biodiversidad de las plantas y animales. Por ejemplo, la visibilidad en Beijing a menudo es afectada negativamente por las tormentas de polvo que se originan en el desierto de Gobi en primavera. Las grandes tormentas de polvo que se producen en China afectan a la Península de Corea y Japón y se observa incluso que tienen un impacto en la calidad del aire en Norteamérica.
Está ampliamente aceptado que un aumento en las tormentas de polvo relacionadas con la desertificación es una causa de enfermedades (fiebre, tos e irritación ocular) durante la estación seca. Se ha considerado que el polvo que emana del sudeste asiático y del Sahara crea problemas respiratorios en lugares tan lejanos como Norteamérica y afecta a los arrecifes de coral en el Caribe. (Sin embargo, las tormentas de polvo pueden tener también impactos positivos; por ejemplo, se cree que la deposición del polvo transportado por el aire desde África mejora la calidad del suelo en el continente americano). Por último, la reducción de la cubierta vegetal en las tierras secas conduce a inundaciones destructivas río abajo y a una carga excesiva de arcilla y sedimento en los reservorios de agua, pozos, deltas, desembocaduras de ríos y áreas costeras situados a menudo fuera de las tierras secas. (C22.5.2, C14. cuadro 14.4, C12.2.4, R11.3.2, R11.1.3).
Los impactos sociales y políticos de la desertificación se extienden también fuera de las tierras secas. Las sequías y la pérdida de productividad de la tierra son factores predominantes en la migración de la población de las tierras secas hacia otras áreas, por ejemplo (certeza media). Un influjo migratorio puede reducir la capacidad de la población de utilizar los servicios del ecosistema de una manera sostenible. Tal migración puede agravar la expansión urbana descontrolada, y, debido a la competencia por los escasos recursos naturales, generar conflictos sociales, étnicos y políticos internos y transfronterizos. Los movimientos de población inducidos por la desertificación tienen también el potencial de afectar negativamente la estabilidad política y económica en el nivel local, regional e incluso mundial, lo que puede animar a la intervención extranjera. (C22.ES, C22.1.3, C22.6.1, C22.6.2).
Fuente y ©: EM
Capítulo 2, p.8
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