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Desertificación

9. Conclusión

    El documento fuente empleado en este Dosier dice:

    Resumen para los Responsables de la toma de Decisiones

    La desertificación está definida por la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación como “la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas.” A su vez, la degradación de la tierra se define como la reducción o la pérdida de la productividad biológica o económica de las tierras secas. Este informe evalúa la condición de desertificación en las tierras áridas, incluyendo áreas hiperáridas, a través de preguntas puntuales y respuestas basadas exclusivamente en los informes generados para la EM.

    Niños del valle Khanasser, Siria
    Niños del valle Khanasser, Siria
    Fuente: EM

    La desertificación ocurre en todos los continentes excepto la Antártida y afecta los medios de subsistencia de millones de personas, incluyendo una gran proporción de los pobres en las tierras secas. La desertificación ocurre en las tierras secas de todo el mundo, y sus efectos se experimentan en el nivel local, nacional, regional y mundial. Las tierras secas ocupan el 41% de la superficie terrestre del planeta y son el hogar de más de 2.000 millones de personas—un tercio de la población humana en el año 2000. Las tierras secas incluyen todas las regiones terrestres donde la escasez del agua limita la producción de cosechas, forraje, madera y otros servicios de aprovisionamiento de los ecosistemas. Formalmente, la definición de la EM abarca todas las tierras donde el clima se clasifica como subhúmedo seco, semiárido, árido, o hiper árido. Para más detalles sobre su geografía y demografía

    De un 10 a un 20% de las tierras secas ya están degradadas (certeza media). De acuerdo con estos cálculos estimativos, aproximadamente del 1 al 6% de los pobladores de las tierras secas viven en áreas desertifi cadas, mientras que un número aún mayor está bajo la amenaza de un aumento de la desertificación. Los escenarios para el futuro desarrollo demuestran que, si no se las controla, la desertificación y la degradación de los servicios de los ecosistemas en las tierras secas amenazarán las futuras mejoras en el bienestar humano, y posiblemente se reviertan los logros alcanzados en algunas regiones. Por lo tanto, la desertificación aparece entre los desafíos ambientales más grandes de la actualidad y es un impedimento importante para satisfacer las necesidades humanas básicas en las tierras secas.

    La reducción persistente y substancial en la provisión de los servicios de los ecosistemas como resultado de la escasez de agua, el uso intensivo de los servicios y el cambio climático son una amenaza mucho mayor en las tierras secas que en los sistemas que no lo son. Particularmente, la intensificación proyectada de la escasez de agua dulce como resultado del cambio climático causará un mayor estrés en las tierras secas. Si no se lo mitiga, ese estrés exacerbará aún más la desertificación. La vulnerabilidad más grande se atribuye a las tierras secas subsaharianas y del Asia central. Por ejemplo, en tres regiones clave de África—el Sahel, el Cuerno de África y el sudeste de África—tienen lugar severas sequías en un promedio de una vez cada 30 años. Estas sequías triplican el número de la gente expuesta a la escasez severa de agua por lo menos una vez en cada generación, desembocando en importantes crisis de alimento y salud.

    La desertificación es el resultado de una falla de larga data en el logro del equilibrio entre la demanda y el suministro de los servicios de los ecosistemas en las tierras secas. La presión está aumentando sobre los ecosistemas de las tierras secas para la provisión de servicios tales como alimento, forraje, combustible, materiales de construcción y agua para los seres humanos y el ganado, para la irrigación y para el saneamiento. Este aumento se atribuye a una combinación de factores humanos y factores climáticos. Los primeros incluyen factores indirectos como la presión de la población, los factores socioeconómicos y de políticas y fenómenos de la globalización como las distorsiones en los mercados internacionales de alimentos, y factores directos como los patrones y las prácticas de uso de la tierra y los procesos relacionados con el clima. Los factores climáticos de consideración incluyen sequías y la reducción proyectada en la disponibilidad de agua dulce debido al calentamiento global. Mientras que la interacción a escala mundial y regional de estos factores es compleja, es posible entenderla a escala local.

    La magnitud y los impactos de la desertificación varían en gran medida de un sitio a otro y cambian a lo largo del tiempo. Esta variabilidad está dada por el grado de aridez combinado con la presión que las personas ejercen sobre los recursos de los ecosistemas. Existen, sin embargo, grandes lagunas en nuestra comprensión y observación de los procesos de desertificación y de sus factores subyacentes. Una mejor demarcación de la desertificación permitiría una acción positiva en cuanto a costo-beneficio en las áreas afectadas por ella.

    La medición de una reducción persistente en la capacidad de los ecosistemas para proveer servicios, proporciona una forma rigurosa y operativa de cuantificar la degradación de la tierra, y por lo tanto la desertificación. Dicho enfoque de cuantificación es riguroso ya que estos servicios pueden ser monitoreados, y algunos de ellos ya se monitorean rutinariamente.

    La desertificación tiene fuertes impactos adversos también en las tierras que no son secas; las áreas afectadas pueden estar localizadas a veces a miles de kilómetros de las áreas desertificadas. Los impactos biofísicos incluyen tormentas de polvo, inundaciones río abajo, el deterioro de la capacidad global de captación del carbono, y el cambio climático regional y global. Los impactos sociales se relacionan notablemente con la migración humana y los refugiados por razones económicas, llevando esto a un aumento de la pobreza y a la inestabilidad política

    Existen intervenciones y adaptaciones diseñadas de acuerdo al grado de aridez que están disponibles y son utilizadas para prevenir la desertificación y restaurar, donde sea necesario, la capacidad de proporcionar servicios de los ecosistemas de las tierras secas. La creciente integración del manejo de la tierra y del agua es un método clave para la prevención de la desertificación. Las comunidades locales desempeñan un papel central en la adopción y el éxito del uso de políticas eficaces de manejo de la tierra y del agua. En este sentido, las comunidades requieren capacidad institucional y tecnológica, el acceso a los mercados y capital financiero. De la misma manera, la creciente integración del uso de la tierra para el pastoreo y la agricultura constituye una forma ambientalmente sostenible de evitar la desertificación. Sin embargo, las políticas para sustituir el pastoreo por el cultivo sedentario en los pastizales pueden contribuir a la desertificación. En síntesis, la prevención es una manera mucho más eficaz de hacer frente a desertificación, ya que los intentos posteriores para rehabilitar las áreas desertificadas son costosos y tienden a arrojar resultados limitados.

    La desertificación se puede también evitar reduciendo el estrés en los ecosistemas de las tierras secas. Esto se puede alcanzar de dos maneras. Primero, por la introducción de medios de subsistencia alternativos que tengan menos impacto en los recursos de las tierras secas. Estos medios de subsistencia se benefician de las ventajas que son propias de las tierras secas: la energía solar disponible todo el año, paisajes atractivos y extensas áreas silvestres. En segundo lugar, por la creación de oportunidades económicas en centros urbanos y en áreas fuera de las tierras secas.

    Los escenarios para el desarrollo futuro muestran que es probable que aumente el área desertificada, y que el alivio de las presiones sobre las tierras secas se correlaciona fuertemente con la reducción de la pobreza. Existe la certeza media de que el crecimiento de la población y el aumento de la demanda de alimento llevarán a una expansión de la tierra cultivada, a menudo a expensas de tierras arboladas y los pastizales. Es probable que esto aumente la extensión de las tierras desertificadas.

    Los escenarios de la EM también demuestran que para hacer frente a la desertificación y a las condiciones económicas relacionadas con ella, será probablemente más beneficioso utilizar los enfoques proactivos de manejo. Las políticas de manejo proactivo de la tierra y del agua pueden ayudar a evitar los impactos adversos de la desertificación. Estas propuestas pueden tener inicialmente un alto costo debido al desarrollo y al despliegue tecnológico, pudiendo también tener un índice más lento de mejora del medio ambiente. Su implementación a largo plazo se puede facilitar por las tendencias de la globalización, a través de una mayor cooperación y de la transferencia de recursos.

    En síntesis, la lucha contra la desertificación brinda múltiples beneficios locales y globales y ayuda a atenuar la pérdida de biodiversidad y el cambio climático global producido por el ser humano. Los enfoques de manejo ambiental para la lucha contra la desertificación, la moderación del cambio climático y la conservación de la biodiversidad están interrelacionados de muchas maneras. Por lo tanto, la puesta en práctica conjunta de importantes convenciones sobre el medio ambiente puede conducir a una creciente sinergia y eficacia, que beneficie a los habitantes de las tierras secas.

    El tratamiento eficaz de la desertificación llevará a una reducción de la pobreza mundial. El tratamiento de la desertificación es fundamental y esencial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio de manera exitosa. Se deben proporcionar alternativas viables a los habitantes de las tierras secas para que mantengan sus medios de subsistencia sin causar desertificación. Estas alternativas deben estar inmersas en las estrategias nacionales de reducción de la pobreza y en los programas de acción nacionales de lucha contra la desertificación.

    Fuente y ©: EM  Síntesis sobre desertificación (2005),
    Resumen para los responsables de la toma de decisiones, p.1-2


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