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Las medidas de mitigación pretenden reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y pueden contribuir a evitar, reducir o retrasar los impactos del cambio climático.
Las medidas de mitigación implican un cierto coste. Sin embargo, también proporcionan beneficios económicos al reducir los impactos del cambio climático así como los costes asociados. Además, pueden aportar beneficios económicos al disminuir la contaminación local del aire y el agotamiento de los recursos energéticos.
El potencial de mitigación puede valorarse observando las opciones tecnológicas y reglamentarias para sectores específicos (“bottom-up”) u observando la economía en su conjunto (“top-down”). Ambos tipos de estudios (“bottom-up” y “top-down”) apuntan el gran potencial económico que representa la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero en las próximas décadas, que podría contrarrestar el aumento previsto de las emisiones a nivel mundial o reducirlas por debajo de los niveles actuales.
Aunque no se tomen en cuenta los beneficios resultantes de haber prevenido en cierto grado el cambio climático, existe una cantidad de oportunidades cuyos beneficios para la sociedad, como reducir los costes energéticos o la contaminación local, equivalen o superan los costes. Tan sólo implementando estas medidas de mitigación, las emisiones de gases de efecto invernadero podrían reducirse unos 6 GtCO2 eq anuales en 2030 (en comparición, el total de las emisiones en el año 2000 eran de 43 GtCO2 eq).
Los incentivos para la mitigación aumentarían si se tomaran en cuenta los beneficios de haber prevenido en cierto grado el cambio climático y se estableciera un “precio del carbono” para cada unidad de emisión de gas de efecto invernadero. De hecho, las iniciativas políticas pueden ofrecer un “precio del carbono” real o implícito, por ejemplo a través de impuestos, reglamentos o esquemas para el comercio de las emisiones: cuanto más elevado sea este precio más se incentivará a los productores y consumidores a invertir en productos, tecnologías y procesos que emitan menos gases de efecto invernadero. Por ejemplo, si se establece el precio del carbono en torno a los 100 $ por tonelada de CO2 equivalente, las emisiones deberían reducirse de 16 a 31 GtCO2 eq/año.
Esto implica que el mercado funcione eficientemente, que las barreras frente a la implementación hayan sido eliminadas y que todos los sectores contribuyan a los objetivos generales de mitigación. Si se estabilizaran los niveles de concentración de gases de efecto invernadero en torno a los 445-535 ppm de CO2-eq (en 2005, se situaban en torno a los 455 ppm) el descenso del PIB mundial en 2030 sería inferior al 3%, mientras que si se estabilizaran en torno a los 590-710 ppm de CO2-eq, se podría incluso dar un leve aumento del PIB. Sin embargo, estos costes varían sustancialmente de una región a otra.
Los estudios indican que los costes podrían ser menores si:
Tabla SPM-4 Estimación para 2030 de los costes macroeconómicos globales
Los cambios en los modos de vida y de consumo que se centran en la conservación de los recursos pueden contribuir al desarrollo de una economía baja en carbono que sea, a la vez, equitativa y sostenible. Los programas de educación y formación pueden llevar a la aceptación de la eficiencia energética, contribuyendo a una reducción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero:
Las medidas de mitigación no sólo contribuyen a reducir o retrasar los impactos del cambio climático, también pueden tener otros efectos benéficos, por ejemplo en el uso energético y la contaminación local del aire.
Reducir la contaminación del aire mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero podría generar unos importantes beneficios sanitarios y, de ese modo, compensar parte de los costes de mitigación.
Las medidas de mitigación también pueden mejorar la seguridad energética y la producción agrícola, reduciendo a la vez la presión sobre los ecosistemas naturales.
Sin embargo, la mitigación en un país o grupo de países podría conducir a un aumento de las emisiones en otros lugares (“fugas de carbono”) o afectar a la economía global (“efectos colaterales“). Más en inglés…
Actualmente, un gran número de tecnologías y prácticas claves en los diferentes sectores de las actividades humanas se encuentran disponibles en el comercio y podrían contribuir a mitigar el cambio climático (para más detalles, ver tabla SPM 3).
Un aumento del precio de los combustibles fósiles podría hacer que las alternativas bajas en carbono fuesen más competitivas, pero también podría conducir a un aumento del uso de las alternativas altas en carbono, como las arenas petrolíferas y los crudos pesados.
Las técnicas de ingeniería geológica a gran escala, como la fertilización de los océanos para extraer directamente el CO2 de la atmósfera, o el bloqueo de la luz solar mediante materiales situados en la alta atmósfera, siguen siendo muy especulativas y no han sido comprobadas. Podrían comportar efectos secundarios desconocidos. Más en inglés…
Con el fin de estabilizar la concentración atmosférica de los gases de efecto invernadero de ahí a 2100, las emisiones deberían dejar de crecer para luego reducirse. Cuanto más bajo se establezca el nivel de estabilización, más rápido tendrá que producirse este declive. Los esfuerzos de mitigación que se realicen a lo largo de las próximas dos o tres décadas tendrán un fuerte impacto sobre los niveles de estabilización a largo término.
Se han elaborado escenarios de mitigación para seis diferentes niveles de estabilización (Categoría I a VI, como aparece ilustrado en la tabla SPM-5 [en] y la figura SPM-8 [en]).
Estos niveles de estabilización de los gases de efecto invernadero en la atmósfera se pueden alcanzar desplegando las tecnologías que están actualmente disponibles en el mercado o que lo estarán en las próximas décadas. Tanto las medidas de eficiencia energética, como las inversiones mundiales, el despliegue de las tecnologías de baja emisión y la investigación sobre nuevas fuentes de energía serán necesarias para alcanzar la estabilización. Se necesitarán incentivos eficaces para el desarrollo, la adquisición, el despliegue y la difusión de las tecnologías y para derribar las barreras existentes.
Si para el año 2050 se alcanzan unos bajos niveles de estabilización, se calcula que los esfuerzos de mitigación podrían provocar una reducción del PIB mundial de hasta el 5,5%. Sin embargo, los costes pueden variar significantemente de una región a la otra.
Las elecciones sobre la escala y el tiempo para mitigar los gases de efecto invernadero implican decisiones en materia de gestión de riesgos. Supone encontrar un equilibrio entre el coste económico de una rápida reducción de las emisiones y el riesgo climático que supone aplazar las medidas. Un aplazamiento conduciría a invertir en infraestructuras más emisoras, lo que restringiría mucho las posibilidades de alcanzar una estabilización a un nivel bajo, aumentando el riesgo de que los impactos del cambio climático sean más graves. Más en inglés…
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