El documento fuente empleado en este Dosier dice:
RECUADRO 21
Cultivos modificados genéticamente para la alimentación de animalesSe utilizan como piensos muchos cultivos modificados genéticamente, productos derivados de ellos y enzimas derivadas de microorganismos modificados genéticamente. Se estima que el volumen del mercado mundial de piensos asciende a unos 600 millones de toneladas. Se utilizan piensos compuestos principalmente para las aves de corral, cerdos y vacas lecheras y se preparan con una amplia gama de materias primas, como maíz y otros cereales, y semillas oleaginosas como soja y nabina. Se estima que actualmente se cultiva con variedades modificadas genéticamente el 51 por ciento de la superficie mundial dedicada a la soja, el 12 por ciento de la dedicada a la nabina y el 9 por ciento de la dedicada al maíz (utilizado como maíz entero y subproductos como el pienso de gluten de maíz) (James, 2002a).
Las evaluaciones de la inocuidad de los nuevos piensos para el ganado que se realizan en Canadá, los Estados Unidos y otros lugares estudian las características moleculares, de composición, toxicológicas y nutricionales de estos productos en comparación con sus homólogos convencionales. Se tienen en cuenta, entre otras cosas, los efectos en el animal que ingiere el pienso, en los consumidores que comen el producto pecuario resultante, la seguridad del trabajador y otros aspectos ambientales de la utilización de los piensos. Además, en muchos estudios se han hecho comparaciones de la composición nutricional y la salubridad de los piensos que contienen productos transgénicos con las de los componentes convencionales.
Las principales preocupaciones en relación con el empleo de productos modificados genéticamente en los piensos son si el ADN modificado de una planta puede transferirse a la cadena alimentaria sin consecuencias nocivas y si los genes marcadores resistentes a los antibióticos, que se utilizan en el proceso de transformación, pueden transferirse a las bacterias del animal y, consiguientemente, a bacterias patógenas humanas. Como el proceso de producción de las enzimas utilizadas en los piensos se realiza en condiciones controladas en instalaciones con tanques de fermentación cerrados y se elimina el ADN modificado de los productos finales, estos productos no entrañan ningún riesgo para los animales o el medio ambiente. La enzima fitasa aporta beneficios especiales en la alimentación de cerdos y aves de corral, entre ellos, una notable reducción de la cantidad de fósforo que se libera al medio ambiente.
Los investigadores han examinado los efectos que la elaboración de los piensos causa en el ADN para averiguar si el ADN modificado se mantiene intacto y se introduce en la cadena alimentaria. Se ha determinado que el ADN no se fragmenta en medida notable en el material vegetal crudo y en el ensilaje, sino que se mantiene parcial o completamente intacto. Esto significa que, si se suministran cultivos modificados genéticamente a los animales, éstos probablemente comerán el ADN modificado. Para considerar si el ADN modificado o las proteínas derivadas consumidos por los animales tienen el potencial de afectar a la salud del animal o entrar en la cadena alimentaria, es necesario tener en cuenta el destino de estas moléculas dentro del animal. La digestión de los ácidos nucleicos (ADN y ácido ribonucleico, ARN) se produce mediante la acción de nucleasas presentes en la boca, páncreas y secreciones intestinales. En los rumiantes, se produce una degradación física y microbiana adicional. Las pruebas indican que más del 95 por ciento de ADN y ARN se deshace completamente dentro del sistema digestivo. Además, investigaciones realizadas sobre la digestión de proteínas transgénicas en cultivo in vitro han demostrado que se produce una digestión casi completa en cinco minutos en presencia de la enzima digestiva pepsina.
Es también causa de preocupación la posibilidad de que la resistencia a los antibióticos se transfiera de los genes marcadores utilizados en la producción de plantas modificadas genéticamente a microorganismos presentes en los animales y, por tanto, a bacterias patógenas para los seres humanos. En un examen encargado por la FAO se ha llegado a la conclusión de que es muy improbable que esto ocurra. No obstante, la conclusión de dicho documento es que, en la producción de plantas transgénicas, no se deben utilizar marcadores que codifican la resistencia a antibióticos de importancia clínica y decisivos para tratar enfermedades infecciosas humanas.
MacKenzie y McLean (2002) examinaron 15 estudios de alimentación de vacas lecheras, vacuno para carne, cerdos y pollos, publicados entre 1995 y 2001. Los piensos estudiados eran maíz y soja resistentes a insectos y/o herbicidas. Se alimentó a los animales con un producto transgénico o convencional durante períodos que variaron de 35 días para las aves de corral a dos años para el vacuno de carne. Ninguno de estos estudios encontró efectos nocivos en los animales alimentados con productos transgénicos con respecto a ninguno de los parámetros medidos, que incluían la composición de nutrientes, peso corporal, ingestión de piensos, conversión del pienso, producción de leche, composición de la leche, fermentación en el rumen, rendimiento de crecimiento o características de la canal. En dos de los estudios se encontraron ligeras mejoras en las tasas de conversión del pienso en los animales alimentados con maíz resistente a los insectos, lo que posiblemente se debió a concentraciones menores de aflatoxinas, antinutrientes que se derivan de daños causados por insectos.
En resumen, se puede concluir que son insignificantes los riesgos para la salud humana y de los animales que pueda causar el uso como piensos de cultivos modificados genéticamente y enzimas derivadas de microorganismos modificados genéticamente. No obstante, algunos países exigen que se indique en la etiqueta la presencia de material modificado genéticamente en las importaciones de sus productos derivados.
Fuente y ©:
FAO "El Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación 2003-2004"
Capítulo 5: Repercusiones de los cultivos transgénicos en la salud y el medio ambiente
Recuadro 21
El documento fuente empleado en este Dosier dice:
RECUADRO 22
Preocupaciones ambientales relacionadas con los animales modificados genéticamenteActualmente no se utilizan animales modificados genéticamente en la agricultura comercial en ninguna parte del mundo (Capítulo 2), pero se están investigando varias especies ganaderas y acuáticas para determinar una variedad de rasgos transgénicos. Recientemente han realizado estudios sobre preocupaciones ambientales potenciales relacionadas con los animales modificados genéticamente el National Research Council (NRC, 2002) de los Estados Unidos, la Agriculture and Environment Biotechnology Commission del Reino Unido (AEBC, 2002) y la Pew Initiative on Food and Biotechnology (Pew Initiative, 2003). Estos estudios concluyen que los animales modificados genéticamente pueden tener efectos positivos o negativos en el medio ambiente según el animal, el rasgo y el entorno de producción en que se introduzcan. Las principales preocupaciones ambientales relacionadas con los animales son: a) la posibilidad de que los animales transgénicos escapen, con los consiguientes efectos negativos en los parientes silvestres o los ecosistemas, y b) cambios potenciales en las prácticas de producción que pueden causar distintos grados de tensiones ambientales. Estos informes recomiendan que se evalúen los animales modificados genéticamente en relación con sus homólogos convencionales.
Los tres estudios están de acuerdo en que es preciso que se evalúe la capacidad de los animales transgénicos de escapar y llegar a establecerse en entornos diferentes. Los estudios del NRC y la AEBC están de acuerdo en que son menos probables los efectos ambientales perjudiciales en las razas de ganado que en los peces, debido a que las especies de animales de granja no tienen parientes silvestres y su reproducción se controla en las granjas y hatos. El peligro de que se hagan salvajes es escaso en lo que respecta al vacuno, ovino y aves domésticas, que son menos móviles y están muy domesticados, pero es mayor en los caballos, camellos, conejos, perros y animales de laboratorio (ratas y ratones). Se sabe que cabras, cerdos y gatos no transgénicos se han vuelto salvajes y han causado graves daños a comunidades ecológicas (NRC, 2002). Los animales de granja transgénicos serían muy valiosos y, por ello, se conservarían en ambientes controlados cuidadosamente. En cambio, los peces de la acuicultura son naturalmente móviles y se cruzan fácilmente con especies silvestres. El informe de la AEBC recomienda que no se críen peces transgénicos en jaulas en alta mar debido a la elevada probabilidad de que escapen. El estudio de la Pew Initiative señala que los efectos de los peces que escapan de las zonas de acuicultura, sean transgénicos o criados convencionalmente, dependen de su «aptitud neta» en comparación con la de las especies silvestres. Señalan que los rasgos genéticos pueden aumentar o reducir la aptitud neta de las especies cultivadas y recomiendan que se evalúen cuidadosamente los peces transgénicos y se regulen de forma integrada y transparente.
Los animales transgénicos podrían causar también efectos ambientales mediante cambios en los mismos animales o en las prácticas de gestión animal. Las modificaciones transgénicas podrían reducir la cantidad de estiércol y emisiones de metano que producen las especies ganaderas y acuícolas (AEBC, 2002; Pew Initiative, 2003) o incrementar su resistencia a las enfermedades (permitiendo utilizar menos antibióticos). Por otra parte, algunas modificaciones genéticas podrían permitir una producción ganadera más intensiva con el correspondiente incremento de los contaminantes ambientales. Por tanto, el problema del peligro ambiental es menos una cuestión de tecnología en cuanto tal que de capacidad para gestionarla.
Otro factor que debe tenerse en cuenta en relación con la biotecnología ganadera es el de los posibles efectos en el bienestar de los animales, los cuales pueden ser positivos o negativos y deberán evaluarse en comparación con las prácticas de gestión ganadera convencionales (AEBC, 2002). Actualmente, la producción de animales transgénicos y clonados es muy ineficiente pues entraña una elevada mortalidad durante el desarrollo embrional inicial y tasas de éxito de sólo el 1-3 por ciento. De los animales transgénicos nacidos, es posible que los genes insertados no funcionen como se esperaba, lo que frecuentemente da lugar a anormalidades anatómicas, fisiológicas y de comportamiento (NRC, 2002). El vacuno producido por métodos de clonación tiende a tener períodos de gestación más largos y mayor peso al nacer, lo que da lugar a una tasa mayor de nacimientos por parto cesáreo (NRC, 2002; AEBC, 2002). Estos problemas pueden plantearse también con animales reproducidos utilizando inseminación artificial/ovulación múltiple y trasplante de embriones (IA/OMTE) y deben evaluarse en el contexto de otras tecnologías de reproducción empleadas en la ganadería (AEBC, 2002). El informe de la AEBC recomienda asimismo que se evalúen los efectos potenciales de todas las tecnologías ganaderas en el bienestar de los animales, teniendo en cuenta consideraciones económicas y ambientales.
Fuente y ©:
FAO "El Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación 2003-2004"
Capítulo 5: Repercusiones de los cultivos transgénicos en la salud y el medio ambiente
Recuadro 22
This summary is free and ad-free, as is all of our content. You can help us remain free and independant as well as to develop new ways to communicate science by becoming a Patron!