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Bosques y energía

5. ¿Cuáles son las consecuencias de un mayor uso de la bioenergía?

  • 5.1 ¿En qué medida se verán afectados la pobreza, el empleo y los precios?
  • 5.2 ¿Cuáles serán las repercusiones sobre la tierra y el medio ambiente?
Una creciente demanda de bioenergía podría llevar a la deforestación
Una creciente demanda de bioenergía podría llevar a la deforestación
Foto: Masakazu Kashio

Se considera que la bioenergía tiene muchas ventajas, como fomentar el bienestar económico, especialmente en zonas rurales y países en desarrollo, permitir un mejor uso de las tierras no productivas, aumentar la seguridad energética y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, para aprovechar todo el potencial de la bioenergía es necesario hacer frente a los problemas relacionados con la producción de biocombustibles a gran escala. Por lo tanto, las ventajas y los inconvenientes de los biocombustibles deben evaluarse uno a uno teniendo en cuenta los siguientes factores:

Es importante destacar que la producción de energía derivada de la biomasa depende del tipo de cultivo y de su productividad entre otros factores. Por ejemplo, para determinada cantidad de energía, el maíz necesita el doble de superficie de tierra que la caña de azúcar, y la soja necesita una superficie más de diez veces mayor. Remplazar una cuarta parte de la energía destinada al transporte por biocombustibles derivados de la caña de azúcar requeriría el 17% de la superficie agrícola mundial (el 200% en el caso de utilizar soja). Por tanto, no es razonable esperar que los biocombustibles sustituyan por completo a los combustibles fósiles sino que deberían verse como una fuente energética potencial que podría utilizarse junto con otras. Más en inglés…

5.1 ¿En qué medida se verán afectados la pobreza, el empleo y los precios?

Diversos estudios presentan la producción de biomasa para generar bioenergía como una nueva fuente de ingresos para los países en desarrollo, lo que se traduciría en la reducción de la pobreza y el aumento de la seguridad alimentaria. En la realidad, la propagación de la bioenergía puede tener repercusiones positivas y negativas en las formas de sustento.

Por un lado, es probable la producción de bioenergía cree más puestos de trabajo que la importación de combustibles fósiles. Pero el número de empleos dependerá del tipo de cultivo, ya que algunos requieren más volumen de trabajo que otros.

Es más, el desarrollo de la bioenergía podría aumentar la disponibilidad de energía en las zonas rurales que a menudo tienen acceso limitado a otras fuentes de energía.

Por otro lado, el desarrollo de la bioenergía también puede derivar en conflictos sociales, como disputas por la tierra y violaciones de los derechos humanos. Por ejemplo, a fin de reducir los costes de transporte e incrementar la viabilidad económica, las instalaciones que convierten la biomasa cosechada en biocombustible deberían situarse cerca de plantaciones energéticas, pero si las grandes plantaciones energéticas proveen instalaciones de conversión centralizadas, es posible que la concentración de la propiedad de las tierras y el desplazamiento de los agricultores tradicionales aumenten, lo que puede provocar conflictos. Dichos problemas pueden reducirse si se pasa de una ordenación centralizada a otra más local y se proporcionan incentivos para invertir en pequeñas explotaciones agrícolas.

Además, es probable que el aumento del precio de los cultivos de biocombustibles impulse a los agricultores a convertir las tierras de cultivo de alimentos en cultivos de energía. A su vez, la competitividad por la tierra y los productos agrícolas puede aumentar el precio de los alimentos y, en consecuencia, mejorar los ingresos de los agricultores (en concreto los de aquellos que generan grandes excedentes). Sin embargo, el aumento del precio de los alimentos afectaría a la población pobre, en especial en los países en desarrollo, y las mayores repercusiones se darían en las zonas urbanas. Más en inglés…

5.2 ¿Cuáles serán las repercusiones sobre la tierra y el medio ambiente?

A escala mundial, se dispone de zonas importantes de tierra para cultivar fuentes de bioenergía, pero son pocas las ubicadas en las regiones que tendrán la mayor demanda energética en el futuro. Por ejemplo, en muchos países asiáticos altamente poblados, la mayoría de las tierras de cultivo son necesarias para producir alimentos, lo que limita el superficie de tierra disponible para producir biocombustible. No obstante, en dichos países podrían suministrarse importantes cantidades de bioenergía mediante el uso de residuos agrícolas y forestales, tecnologías eficientes de conversión energética y un sistema de cultivo que combine agricultura y actividades forestales, en el que haya árboles y arbustos entre los cultivos (agrosilvicultura).

Muchos países en desarrollo se plantean el uso de tierras degradadas para ampliar las plantaciones de bioenergía. La finalidad es reducir la erosión, restaurar los ecosistemas, regular el flujo del agua y proporcionar refugio para las comunidades y las tierras agrícolas. Sin embargo, el cultivo a gran escala en un único cultivo energético puede constituir una amenaza potencial para la biodiversidad, limitar la cantidad de alimentos disponibles para el consumo de animales salvajes y domésticos, así como provocar la erosión del suelo. Además, el aumento del uso del agua puede afectar a la irrigación de los cultivos de alimentos y reducir potencialmente el suministro de alimentos. También puede que el incremento de la combustión de biomasa derive en la contaminación del aire.

Respecto a los bosques, el aumento de la demanda de bioenergía podría abrir camino a nuevos cultivos energéticos, aumentando, a su vez, la tasa de deforestación; mientras que si la madera pasara a ser el principal recurso bioenergético ocurriría lo contrario. La deforestación conduce a la liberación de dióxido de carbono y a la pérdida de la biodiversidad. Se culpa a los incentivos económicos para la producción de biocombustibles del despeje de selvas tropicales (especialmente en Malasia, donde casi el 80% de la deforestación tiene la finalidad de abrir camino para plantaciones de palmas aceiteras). Incluso las zonas extensas de bosques degradados están en peligro. Por ejemplo, China ha anunciado sus planes de convertir millones de hectáreas de bosques degradados y campos de cultivo en plantaciones de bioenergía hacia 2015. Estos bosques, aunque no estén en perfectas condiciones, siguen absorbiendo grandes cantidades de carbono y mantienen niveles altos de biodiversidad.

Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) son especialmente altas cuando las plantaciones se localizan en turberas drenadas. Más de un cuarto de las plantaciones de palma aceitera en Asia meridional se encuentran en esas zonas. Indonesia ocupa el tercer puesto respecto a las emisiones de CO2 después de Estados Unidos y China, debido a las emisiones como consecuencia de las altas tasas de deforestación, los incendios en suelos de turba y la desintegración de los mismos. El biodiésel de Europa contiene aceite de palma y contribuye a esta tendencia.

En vista de las muchas ventajas y desventajas del desarrollo de la bioenergía, los países deben considerar las repercusiones a largo plazo de las distintas alternativas energéticas. En particular, deberían estudiarse exhaustivamente la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero y el impacto medioambiental relacionado con la producción, como el cambio del uso de la tierra. A fin evitar las repercusiones negativas y maximizar los beneficios, es necesario crear reglamentos consolidados sobre el uso de la tierra. Más en inglés…


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