Contexto - El presente informe sintetiza la evaluación de la literatura científica sobre los riesgos sanitarios de la exposición laboral a los plaguicidas.
Este es un resumen fiel del informe publicado en 2013 por el Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica (INSERM): "Pesticides : Effets sur la santé - Une expertise collective de l’Inserm
El presente informe sintetiza la evaluación del INSERM de la literatura científica sobre los riesgos sanitarios de la exposición laboral a los plaguicidas en Francia, más concretamente el uso de estas sustancias en el sector agrícola y los efectos de la exposición en fetos y niños pequeños.
El término “plaguicida” abarca una amplia gama de sustancias muy diversas destinadas a erradicar, controlar o repeler organismos vivos considerados nocivos o indeseables, tales como insectos, vertebrados, gusanos, plantas, hongos y bacterias.
Los plaguicidas no tienen especificidad absoluta, es decir, no atacan a un único tipo de plaga, sino que suelen ser tóxicos, en mayor o menor medida, para otros muchos organismos cuyos procesos y mecanismos fisiológicos coinciden en parte con los de la plaga que se desea combatir.
Actualmente hay unos 1 000 plaguicidas disponibles en el mercado, de los cuales 309 están autorizados en Francia en casi 10 000 fórmulas comerciales diferentes, tanto líquidas como sólidas (p. ej. gránulos o polvos). El principio activo de los más vendidos es el azufre o el glifosato (un herbicida).
Desde un punto de vista cuantitativo, la mayoría de los plaguicidas (90 %) se utilizan con fines agrícolas. De ellos, el 80 % se destina al cultivo de cereales de paja, maíz y colza, así como a la viticultura. Concretamente, los fungicidas representan casi la mitad de los plaguicidas de uso agrícola. Otros sectores profesionales donde se utilizan son el mantenimiento de carreteras, jardines y parques, y la fabricación y tratamiento de productos derivados de la madera. Asimismo, se emplean en medicina humana y veterinaria, en el control de mosquitos y en la desratización.
Los plaguicidas también tienen importantes aplicaciones domésticas: control de plantas o animales perjudiciales, erradicación de insectos y mantenimiento de jardines o bosques.
Es importante señalar que las ventas de insecticidas cayeron casi un 70 % entre 1990 y 2000, debido en parte a la introducción de fórmulas más potentes, con la misma toxicidad pero una menor cantidad de principios activos, tan solo unos gramos por hectárea. 1
1 La información de la página 863 del informe completo es de especial relevancia.
Los plaguicidas están presentes por todas partes en el medio ambiente: en el aire, el agua, el suelo y los alimentos. Sin embargo, el organismo elimina con relativa rapidez la mayoría de los principios activos utilizados actualmente.
En el ámbito laboral, la vía de exposición más frecuente es el contacto con la piel, aunque algunas aplicaciones (fumigación, uso en espacios cerrados) pueden provocar la inhalación del producto. La exposición durante la fabricación de plaguicidas también puede ser considerable. 2
Para la población en general, la principal vía de exposición son los alimentos.
2 Por ejemplo, “el mayor aumento significativo del riesgo de leucemia (un 43 % mayor) se ha observado en trabajadores del sector de producción de plaguicidas”. Consulte la página 884 del informe completo.
Hay varios tipos de cáncer que podrían estar asociados a la exposición a los plaguicidas:
Cánceres de la sangre: Los trabajadores expuestos a plaguicidas presentan un mayor riesgo de cánceres linfáticos y de la médula ósea. Los plaguicidas organofosforados y ciertos compuestos organoclorados (lindano, DDT), actualmente prohibidos, parecen ser los causantes. También se ha observado un aumento del riesgo de leucemia, especialmente en niños expuestos a plaguicidas durante la gestación, pero en este caso los datos son menos concluyentes. En términos generales, se ha observado un mayor riesgo de efectos sanitarios adversos en las mujeres que en los hombres.
Se ha observado un aumento del riesgo de párkinson entre las personas expuestas a plaguicidas en el trabajo, y algunos estudios sugieren también un mayor riesgo de alzheimer. En el caso de la enfermedad de Charcot (también conocida como esclerosis lateral amiotrófica o ELA), es necesario realizar más estudios para poder determinar una relación similar. Asimismo, varios estudios han demostrado que la exposición a plaguicidas en el trabajo (concretamente a los organofosforados), especialmente en dosis elevadas, afecta a la función cognitiva.
En el caso de las mujeres embarazadas expuestas en el trabajo, las publicaciones actuales muestran un mayor riesgo de abortos espontáneos, así como defectos congénitos y deterioro de la motricidad fina, la agudeza visual o la memoria a corto plazo del niño. Recientemente se ha demostrado que estos niños también corren un riesgo significativamente mayor de desarrollar leucemia o tumores cerebrales.
Cuando las madres viven cerca de zonas agrícolas o se exponen a plaguicidas en el hogar, el riesgo de defectos congénitos también se incrementa. Los informes indican que estos niños sufren trastornos del desarrollo neurológico y son más propensos a la leucemia.
La relación entre ciertos plaguicidas, actualmente en desuso, y la reducción de la fertilidad masculina se ha establecido claramente. Sin embargo, todavía no está claro si los plaguicidas que se utilizan actualmente tienen efectos similares.
La vinculación entre los plaguicidas y la infertilidad femenina no está clara y debe estudiarse más a fondo.
Hoy en día, la población suele estar permanentemente expuesta a mezclas de plaguicidas y otras sustancias químicas en dosis bajas, cuyos efectos sanitarios son difíciles de predecir y siguen siendo una cuestión clave dentro de la investigación toxicológica y la evaluación de riesgos de los plaguicidas.
Debe señalarse que, en general, la frase “las pruebas no son concluyentes” no indica necesariamente la ausencia total de riesgo. Cuando se han demostrado claramente los riesgos sanitarios asociados a un plaguicida determinado ha sido como resultado de un estudio exhaustivo del producto. Existen muchos otros principios activos que pueden entrañar riesgos similares pero no han sido objeto de estudios epidemiológicos pertinentes.
Los autores consideran necesario examinar con más detenimiento los datos actuales e históricos sobre la exposición laboral a los plaguicidas.
Asimismo, las investigaciones deben centrarse en la exposición durante “períodos críticos” (como el desarrollo), tanto en el trabajo como entre la población en general. También deben llevarse a cabo estudios multi e interdisciplinarios, para ayudar a identificar más rápidamente los peligros potenciales y los riesgos de exposición a los principios activos de los plaguicidas.
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