Contexto - El cadmio se obtiene principalmente como subproducto de la extracción, fundición y refinamiento de zinc, plomo y cobre. La mayoría del cadmio producido se emplea en la fabricación de pilas de níquel-cadmio.
¿Cómo afecta el cadmio a la salud humana y al medio ambiente?
Este es un resumen fiel del informe publicado en 2010 por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP): "
En su forma elemental, el cadmio es un metal blando de color blanco plateado. Por lo general no se encuentra en el medio ambiente como metal puro, sino asociado a minerales de zinc, plomo y cobre.
Es un elemento sin función biológica que resulta tóxico, afectando principalmente a los riñones y los huesos. Asimismo, es carcinógeno por inhalación. El cadmio se acumula en el hígado, los riñones y los huesos, que pueden convertirse en fuentes de exposición a lo largo de la vida.
En el medio ambiente, el cadmio es tóxico para las plantas, los animales y los microorganismos. Al ser un elemento químico simple, es persistente, es decir, no puede descomponerse en sustancias menos tóxicas en el medio ambiente.
El cadmio se obtiene principalmente como subproducto de la extracción, fundición y refinamiento de zinc y, en menor medida, como subproducto de la fabricación de plomo y cobre. La mayoría del cadmio producido se emplea en la fabricación de pilas de níquel-cadmio, que en 2004 concentraban el 81 % del total de dicho elemento. El cadmio refinado se utiliza asimismo en estabilizadores y pigmentos para plásticos, cerámicas y esmaltes, recubrimientos sobre hierro y acero, y como elemento en determinadas aleaciones de plomo, cobre y estaño. Desde 1990 su consumo para pigmentos, estabilizadores, aleaciones y otras aplicaciones ha disminuido considerablemente.
El cadmio se emite a la atmósfera y los medios acuático y terrestre a partir de distintas fuentes naturales y antropogénicas, principalmente en forma de partículas. La emisión de cadmio puede producirse por fuentes naturales como los volcanes o la erosión de rocas, o por actividades humanas como la minería y la producción, uso y eliminación de productos que contienen esta sustancia.
Una vez liberado, el cadmio puede persistir en el medio ambiente durante mucho tiempo y ser transportado a larga distancia en forma de partículas arrastradas por el viento o el agua.
Según el estudio más reciente, el total de cadmio emitido por las actividades humanas a nivel mundial asciende a unas 3000 toneladas. Las fuentes naturales son difíciles de evaluar, y las estimaciones varían considerablemente. Sin embargo, se cree que las emisiones naturales son mucho mayores que las derivadas de la actividad humana.
Con el aumento de la concienciación sobre los efectos adversos del cadmio, en los países industrializados se han reducido significativamente muchas de sus aplicaciones y puesto en marcha sistemas de gestión de residuos para limitar su emisión al medio ambiente.
En cambio, en algunos países en vías de desarrollo ciertas aplicaciones van en aumento, y los productos que contienen cadmio no suelen recogerse separadamente de los demás residuos generales. De esta forma, los desechos de cadmio van a parar a los residuos municipales y se eliminan a través de vertederos, incineración, quema a cielo abierto o vertido indiscriminado. Parte del cadmio que contienen estos productos se libera al medio ambiente.
El cadmio ocasiona principalmente daños renales, afectando al sistema de filtración de la sangre de los riñones y provocando la excreción de proteínas en la orina. La gravedad de los efectos depende de la duración y magnitud de la exposición. Los daños óseos son otro importante efecto de una exposición a largo plazo a niveles de cadmio algo mayores que los que producen problemas renales.
La inhalación de cadmio puede causar cáncer de pulmón, pero su ingesta no parece tener el mismo efecto.
El cadmio se almacena principalmente en el hígado y los riñones. Su excreción es lenta, con un período de semidesintegración en el cuerpo humano muy largo (décadas). La concentración de cadmio en la mayoría de los tejidos aumenta con la edad.
El cadmio es un metal pesado no esencial, es decir, sin ninguna función biológica. Tiende a bioacumularse tanto en ecosistemas acuáticos como terrestres, especialmente en vertebrados, en concreto a través de órganos como el riñón y el hígado, pero también se acumula en invertebrados, algas y plantas. Sus efectos sobre las aves y los mamíferos suelen deberse a la presencia de daño renal.
Todavía existen lagunas en los datos, y se han identificado las siguientes necesidades:
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