Contexto - El 11 de marzo de 2011, un terremoto de 9 grados y una serie de tsunamis sacudieron la costa este de Japón, causando daños generalizados a las infraestructuras, especialmente a la central nuclear de Fukushima.
¿Cuáles son las consecuencias de dicho accidente para la salud de los trabajadores y de la población en general?
Este es un resumen fiel del informe publicado en 2013 por la Organización Mundial de la Salud (OMS): "Health risk assessment from the nuclear accident after the 2011 Great East Japan earthquake and tsunami, based on a preliminary dose estimation (2013)
El presente es el primer análisis que se hace sobre los efectos para la salud, a escala mundial, de la exposición a la radiación tras el accidente de Fukushima, con el objetivo de estimar sus posibles repercusiones en la salud pública, de modo que puedan preverse las futuras necesidades sanitarias.
Esta evaluación de los riesgos para la salud fue llevada a cabo por expertos internacionales independientes seleccionados por la OMS en función de sus conocimientos y experiencia en modelización de riesgos, epidemiología, dosimetría y efectos de la radiación y salud pública.
El 11 de marzo de 2011, un terremoto de 9 grados y una serie de tsunamis sacudieron la costa este de Japón, causando daños generalizados a las infraestructuras. En la central nuclear de Fukushima, la red eléctrica y los sistemas de control y refrigeración de los reactores resultaron dañados. En los días posteriores se produjo la fusión de tres reactores, y una serie de explosiones de hidrógeno liberaron radionúclidos al medio ambiente. Se estableció un radio de evacuación de 3 km, que pronto se extendió a 20 km.
Se aplicaron otras medidas de protección para reducir las dosis a largo plazo, como el realojamiento de los habitantes de algunas zonas. Se distribuyó yodo estable para saturar la glándula tiroides, pero se cree que solo un pequeño porcentaje de la población llegó a utilizarlo.
La radiación ionizante puede afectar la salud a través de dos mecanismos distintos:
La experiencia adquirida en accidentes anteriores confirma que la emisión incontrolada de grandes cantidades de radiación requiere una respuesta inmediata y una evaluación científica de sus posibles efectos para la salud.
Se estimaron las dosis en órganos a lo largo de la vida en la población general en distintas localizaciones geográficas, desde las áreas más afectadas de la prefectura de Fukushima hasta el resto del mundo. Los riesgos a lo largo de la vida se estimaron con respecto a ambos sexos y a tres edades de exposición diferentes (1 año [lactante], 10 años [niño] y 20 años [adulto]). Los riesgos para la salud del personal de socorro en emergencias se estimaron con respecto a tres edades diferentes (20, 40 y 60 años).
En la población general no se han observado efectos agudos derivados de la exposición a la radiación, como síndrome de irradiación aguda o lesiones cutáneas.
Aparte de los trabajadores que llevaban consigo dosímetros, es muy difícil evaluar el nivel de radiación al que se expuso el resto de la población. Las estimaciones se eligieron deliberadamente a fin de minimizar la posibilidad de subestimar los posibles riesgos para la salud. En general, en las mujeres se observa un mayor aumento del riesgo de contraer cáncer en comparación con los hombres, y las personas expuestas durante la lactancia presentan un mayor aumento del riesgo que aquellas expuestas de niños o adultos.
Estas cifras corresponden al aumento de la exposición con respecto a los niveles basales, lo que significa, por ejemplo, que si el riesgo previsto de contraer cáncer de tiroides a lo largo de la vida es de aproximadamente 0,77 % en mujeres, y el riesgo adicional estimado a lo largo de la vida en mujeres expuestas durante la lactancia es del 70 % (es decir, 0,52 %), el riesgo total previsto es del 1,29 %.
Aparte del cáncer, otros efectos para la salud pueden incluir enfermedades tiroideas (nódulos, disfunción), deterioro de la visión (opacidad del cristalino, cataratas), reacciones cutáneas agudas, y trastornos hematopoyéticos, gastrointestinales y neurovasculares, dependiendo de la dosis.
La relación entre la exposición a la radiación y el riesgo de contraer cáncer a lo largo de la vida es compleja y varía en función de diversos factores, principalmente la dosis de radiación, la edad en el momento de la exposición, el sexo y la ubicación del cáncer. Dichos factores pueden influir en la incertidumbre de la previsión de los riesgos de radiación, en particular a la hora de evaluar los riesgos de dosis de radiación bajas.
Tales estimaciones ofrecen una valiosa información para establecer las prioridades en los próximos años en lo que respecta al seguimiento de la salud de la población, tarea que ya se ha emprendido mediante el Fukushima Health Management Survey (Estudio de gestión de la salud en Fukushima).
Teniendo en cuenta que en el futuro podrían ampliarse los conocimientos científicos de los efectos de la radiación, especialmente en dosis pequeñas, es posible que nuestra comprensión de los riesgos de este accidente de radiación cambie a raíz de ulteriores investigaciones y nuevas estimaciones de las dosis.
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